Cuando crees que ya lo has hecho todo


Pues eso. Cuando has probado mil y una actividades que aparentan ser una vía de escape, acabas aburriéndote y al final dejas de hacerlas. Hay gente que realmente tiene muy buena iniciativa y una gran voluntad de emprender, pero por circunstancias llamémosle "falta de tiempo", simplemente todo queda a medias. Y en este grupo me incluyo, absolutamente.

Parece que el mundo nos tiene completamente absorbidos y mucho más ahora, que estamos enganchados a la red prácticamente todo el día. Quién no recuerda en los años 90 cuando salíamos de casa y no volvíamos hasta la noche, nos pasábamos horas en el parque, íbamos al cine y después al Burger King, y los fines de semana salíamos de marcha Viernes, Sábado y a veces hasta el Domingo. Y todo lo hacíamos con 2000 pelas...¡qué tiempos!

Después las cosas empezaron a cambiar a un ritmo vertiginoso, sobre todo tecnológicamente. Recuerdo mi primer móvil: un Alcatel de color amarillo de esos con la pantalla pequeña y rectangular en blanco y negro, que además tenía medio barrio y que más que un teléfono parecía un juguete. 

Cuando era pequeña, recuerdo que me gustaba escribir. Empecé con las poesías. De hecho, creo que mi padre, que es todo un nostálgico, aún conserva en alguna caja un misceláneo de recuerdos de mi infancia, entre ellos algún cuaderno con mis poesías plasmadas en una caligrafía digna de una colegiala de 9 o 10 años. Que grata sensación te recorre el cuerpo cuando, después de tantos años, vuelves a tener en tus manos aquello que es su día considerabas tu más preciado tesoro...Vas pasando páginas, leyendo, recordando cuándo lo escribiste y por qué, con una medio sonrisa que no se te borra de la cara ni un instante. Es maravilloso. Gracias Julio por conservar estos pedazos de mi pasado.

En aquellos años, en clase de lengua y literatura, los profesores nos hacían aprendernos algunos de los más clásicos poemas de autores como Espronceda y su inolvidable: 

"Con cien cañones por banda,

viento en popa a toda vela,

no corta el mar, sino vuela,

un velero bergantín"

Supongo que de ahí surgió mi inclinación a la escritura.

La educación ya no es lo que era. He de decir que fui afortunada en tener los mejores profesores que podía tener, gente apasionada que disfrutaba impartiendo sus clases. En particular, mencionaré a mi profesora de Historia, Mercedes. Ella hizo que, a pesar de haberme decantado siempre por la rama de ciencias, despertara mi interés y curiosidad y dejara de considerar esa asignatura como un pelmazo.

Recuerdo también las sabias palabras de mi tutora y además profesora de Economía  Paloma,  me decía : "Cuando seas adulta..., echarás de menos la vida estudiantil". ¡Qué razón tenías Paloma! No dejamos nunca de quejarnos, no nos gusta ir al colegio, ni al instituto, es muy duro estudiar, es aburrido, difícil, a veces no entendemos las cosas...pero con el paso de los años, al echar la vista atrás, ¡cómo nos gustaría volver a vivir aquellos tiempos! 

Y ahora estoy aquí, escribiendo un blog. En cierta manera me hace ilusión poder recuperar esa pequeña parte de creatividad que crecía en mí pero que no supe, no quise o no pude desarrollar. 

No se lo que voy a escribir, solo se que quiero escribir. Así que supongo que todo se reduce a abrir una hoja en blanco, posar los dedos en el teclado y dejar que surja todo. 




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